domingo, 27 de octubre de 2013

Día 300. Cuando tres es mejor que uno.


Nunca supe en lo que estábamos metidos, si fue verdad o qué tal vez solo compartíamos el mismo sueño cada noche de romance, pero nunca fue así, recuerdo haberte conocido por algún anuncio en el clasificado del periódico, sabes, yo solo buscaba un lugar donde sentirme a salvo, lejos en donde empezar de cero. Nunca me pareció la idea de compartir aquella habitación, tampoco a ti, pero que sin más a pocos días empezamos a llenar aquellas cuatro paredes.
Esto lo empezamos bien; no pasa nada –me decías,  y terminé con la lengua en tu boca, trate de terminar rápido, pero el cuerpo siente, una copa, después otra, una mirada, un beso, después otro y para cuando te das cuenta ya no hay ropa. Amanecí enredado a su cuerpo, en mí cama o en la de él,  no sabía exactamente donde me encontraba, pero de algo si me di cuenta que compartía la cama con aquel extraño que conocí meses atrás, le contemplé varios minutos sin quitar la mirada de sus labios, aquella boca que tanto deseaba.
Pasaron los días y la rutina de siempre mataba, lo deseaba cada vez que lo veía pero no se lo demostraba, ya que él  no parecía recordar y  todo seguía como si nada, trataba de llevar la situación, tenía la duda de lo que había significado aquella noche. Supongo que lo habria olvidado, yo debería hacerlo también. Ese departamento se había convertido en un campo de batallas, habría que encontrar el pequeño espacio para esconderse de las miradas incomodas que había entre ambos, “las miradas me delatan, por eso trato de no verte tanto”.
Fue entonces cuando apareció para quedarse; sentí que esas cuatro paredes se dividían en cinco, en seis, en mil pedazos, dejándonos fuera de eso; ¿qué era?, tú y ella y, yo contigo. El alcohol de esa noche hizo de Ella una locura, insistió en vernos hacerlo, ¡qué más da! solo es un juego, vamos chicos –decía, y, entre el último trago de escoses y miradas, pude sentir tú respiración en mis labios, otra vez; ¿No es extraño besarle estando ella viéndonos? Pero ella nos había metido  en esto; hacía ya varios meses de lo “nuestro” o si se podría llamarse así.
Cuando se despierta dentro de una cama con dos cuerpos distintos lo primero que se viene a la mente ¿Qué hice?, pero la moral esa noche no compartió la cama con nosotros, fue que decidí dejarles su sitio. El olor a café impregno la habitación, y aquél cigarrillo se consumía solo haciendo círculos sin cesar como mí cabeza lo hacía en ese momento.

Foto de Eweton Paulino
Take Care of me baby - Dum Dum Girls