domingo, 21 de julio de 2013

Día 202. A veces me gusta la morbosidad.


Untitled

Emocionalmente agotado, me entretengo imaginando a proponer locuras. Algunas de ellas con morbo y claro, llenas de sexo, o para decirlo  más sutilmente, de ganas. Pasaban las horas entre las cuatro paredes de esta habitación y yo no podía parar de jugar con el morbo, de alguna forma recupere la conciencia y de repente te miras, ahí estas, sólo, masturbándote y piensas ¡qué locura!, y sonríes, te sonrojas, sientes culpa y todo a la vez.  Entonces es cuando te sientes entre real e imaginario, extrañas ese contacto de piel a piel, pero a la vez solo son escalofríos, y te preguntas, ¿alguien ya habrá hecho y sentido esto siendo yo su morbo?
Es cuando te das cuenta que no has podido olvidarle, y ahí estas, y te  miras otra vez, y lo asimilas, lo entiendes, sobrevives; regresas, suspiras. 

Foto de Santos en Flickr.

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